Durante dos semanas consecutivas, para la tarde de cineclub de los jueves, Raúl nos ha propuesto un ciclo sobre el director de cine
—autor, productor, guionista en todas o la mayoría de sus películas— canadiense
David Cronenberg.
Hemos comentado dos películas suyas correspondientes a dos
momentos distintos de su carrera, algún corto, “flashes” de escenas
representativas de su modo de hacer y de exponer sus temas y obsesiones en sus
diferentes películas a lo largo de su trayectoria cinematográfica, y hasta
algún trozo de una entrevista realizada al director para un documental. La
primera de ellas fue “La mosca”, de 1986, protagonizada por Jeff Goldblum, como
ejemplo de su primera etapa y de su crecimiento como cineasta película a
película. La segunda fue “Spider”, de 2002, con Ralph Fiennes, como ejemplo más
reciente de su filmografía. Para mí, otras películas suyas que destacan también
son “Una historia de violencia”, de 2005, o “Un método peligroso”, de 2011,
sobre el enfrentamiento entre Sigmund Freud y Carl Jung, ambas protagonizadas
por Viggo Mortensen.
También nos ha invitado, a quien quisiese, a llevarnos DVDs
a casa con otras obras suyas, para completar nuestra visión sobre el autor. Por
ejemplo, yo he visto en mi casa la película “Videodrome”, de 1983, con James
Woods.
Quizás pueda intentaros da una idea de la impresión que me
ha quedado de David Cronenberg y de su cine. Aunque escape a etiquetas,
clasificaciones y adscripciones a un género, a una temática o a una forma de
hacer cine concreta, creo que se puede decir de él que es un Autor con
mayúsculas, para bien o para mal, es decir, con aciertos o carencias a la hora
de formular sus planteamientos y que además se puedan considerar verdadero
cine; es, parece, totalmente libre al exponer sus obsesiones y lograrlas
mostrar tal y como él concibe que deben mostrarse, no renuncia a que sus
imágenes (con gusto por lo truculento y lo desagradable) sean vehículo de sus
ideas de cómo el cine debe de ser en relación con el espectador que lo ve (da
una vuelta de tuerca al cine de realismo social o político, de denuncia, de
intento de despertar conciencias sobre la sociedad y el ser humano como animal autodestructivo,
al cine psicológico, con tono de thriller, a la ciencia ficción y al terror;
los lleva al extremo, los retuerce, no sólo para epatar, aunque también, sino
para remover conciencias y mover a la reflexión). Es, como ya he dicho, más
bien obsesivo y retorcido: vida y muerte bien pegadas la una a la otra, sociedad
decadente, vaciada y corrompida, profundamente deshumanizada; el individuo que
intenta actuar sólo, en un proceso de progresiva autodestrucción en la que la
“enfermedad mental”, la “locura” de buscar una transformación del hombre, la
violencia, degradan monstruosamente a la persona como si fuera un “Dorian
Gray”; un mundo violento y materialista en que materia y hombre se fusionan;
con un extraño erotismo en el que la mujer es un poco objeto (aunque libre e
independiente)…
Me ha gustado ver este ciclo, me ha parecido muy interesante
y creo que también recomendable, probablemente si no, no me hubiera acercado a
ver algunas de sus obras, y aunque no es un cine de mi agrado a priori, pienso
que tiene elementos en él que no están mal y que todo el mundo podría ver
alguna vez alguna de sus películas más representativas, si es mínimamente
cinéfilo o le gusta alguno de los géneros que he mencionado, al menos para
conocer qué es lo que este director nos ha querido contar.
Posee, además, un buen pulso narrativo que nos lleva sin
problemas hasta el final de sus películas, aunque sólo sea por la curiosidad de
ver adónde va a parar todo aquello, y un buen sentido del ritmo y del lenguaje
en imágenes, transmite de una forma clara y expresiva apoyándose en buenos
actores que dar bien el perfil de atormentados o vulnerables y con cierto
misterio (con un pasado). Personalmente, le agradezco que no duren sus
películas más allá de la hora y media, pues sería alargar demasiado la tensión,
porque además le da tiempo sobrado de desgranar el contenido, hacerlo
evolucionar y no sería necesario rematarlo más allá de esa hora y media,
perdería interés.
A los osados les diría: ¡que lo disfrutéis!
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Spider (Ralph Fiennes), el personaje que da título a la película, teje con cordeles telas de araña, que son a su vez un reflejo, una metáfora, de cómo funciona su mente. |